El contacto con los espíritus está presente en varias civilizaciones hasta nuestros días. Para algunos es un acto divino, para otros, algo simplemente aberrante. No podemos decir que es bueno o malo, de la misma forma en la que no existe la magia negra o blanca. Todo va a depender de la vereda desde dónde lo miremos. La nigromancia y la necromancia son ramas del ocultismo que, si bien tratan con la muerte, son conceptos aislados cuyo significado es asociado como sinónimos. Pero podríamos decir que no es así. La necromancia es una suerte de autopsia. Esta era realizada en la antigüedad para prevenir y dar avisos sobre distintas condiciones, mirando las vísceras de animales muertos. La nigromancia, por otro lado, tiene que ver con el contacto con los espíritus, humanos o de otros planos astrales. El espiritismo, vendría siendo la pseudo ciencia cuyo fin último, es el mismo que la nigromancia: el contacto con los espíritus. No son pocas las religiones que condenan la nigromancia....
Quienes practicamos las artes adivinatorias, muchas veces sentimos que nuestro "tercer ojo" no está en su mejor momento. Puede ser por emociones, tensiones, o simplemente por que no sentimos el ánimo propicio para poner en práctica la interpretación adivinatoria. Para esos días, hay una receta que puede ser de mucha ayuda. La encontré hace bastantes años, y la he puesto en práctica un par de veces con muy buenos resultados. Esta receta además, estará en la segunda edición de mi libro "Disipando las Nieblas del Destino: Guía elemental de las artes adivinatorias comunes" que estará muy pronto a la venta. Ingredientes - 3 puñados de hierba luisa (cedrón) - 1 puñado de romero - 1 puñado de anís estrella - 1 cucharada de nuez moscada - 12 hojas de laurel Hay que partir diciendo, que para todas las recetas utilizadas con fines "mágicos", debemos siempre preferir las hierbas o semillas lo más natural posible, y moler nosotros mismos aquello...