Anoche tenía una reflexión como muchas. Estaba pensando en el destino que se me está abriendo por cosas de azar. Es de esos momentos en la vida, en la que tienes que tomar uno de los dos caminos. En ese difícil momento - y como no soy un ser mayormente emocional - sólo busqué en mi cabeza alguna respuesta. Aquella llegó.. Hay dos caminos, el de las armas, y el de las letras; cita de Miguel de Cervantes. El problema, era que aquella cita, no aplicaba en este caso. No le encontraba la lógica.
Luego por alguna extraña - debe ser culpa del estrés (?) - razón, recordé las clases de orientación. Para contextualizar, soy profe. Tengo jefatura de curso, por lo que estoy revisando constantemente el programa de orientación.
En estas clases, siempre se ha hablado básicamente, de las responsabilidad que tenemos sobre nuestros actos. Todo lo que hacemos, sea bueno o malo, de alguna forma u otra nos afecta. En efecto, debo a aquí citar a la religión wicca, cuya creencia en la ley del tres, se fundamenta en dicha constante.
Si nos ponemos a pensar, la ley del tres nos dice que cuando cometemos un acto, o en palabras simples hacemos algo, la energía o consecuencia de ese acto es retornado por triplicado. Si yo ayudo a una persona que está enferma dándole alguna infusión, me debería llegar esa ayuda por triplicado, incluso mostrándose en forma de bendición, milagro o como queramos llamarlo. Por el contrario, si por ejemplo hablo mal de una persona, ese mal se me devolvería tres veces, incluso en otra forma, como la pérdida de algo.
Creo yo, que básicamente esa es la norma moral que rige a los wicca, y si una persona realmente vive la wicca, es capaz no necesariamente de hacer sólo cosas buenas, o imaginarnos el típico hippie come flores; puede ser que simplemente se haga totalmente responsable de sus actos. Incluso de las consecuencias que podrían llevarlo a algún tipo de desestabilización.
No creo ser una persona buena o totalmente correcta, pero si creo que soy totalmente responsable de mis actos y asumo las consecuencias de ellas.
El tema principal de mi reflexión, hablaba de dos caminos distintos, y debía tomar uno de ellos. Apostar mis fichas al proyecto que fuera más confiable. Por un lado, un proyecto que me sacaría del estado de 'productor' para pasar a ser el 'creador' pero en un ciclo constante sin término. Por otro lado, un proyecto en el cual también puedo ser un 'creador' y ser el único dueño de mi destino.
Obviamente, ambos proyectos también tenían su lado oscuro. Por ejemplo el primero, lleva a un lugar de constante cambio que según yo, podría afectar la vida social, emocional e incluso económica, pero es algo que la guata me dice 'es tu camino'. Por el otro lado, tomar el segundo me lleva a un camino de seguridad e independencia con el precio de tener que dejar el pasado atrás, no sólo con recuerdos de por medio. Sin embargo, este también me llama. Pensar en ello, me hace sentir emociones alguna vez sentidas en la adolescencia, y no hay nada que me ate.
Luego de pensar, y pensar, sólo me daba cuenta que el corazón estaba confundido. La guata no sabía para dónde irse, y era una situación hasta desesperante. Al darme cuenta de eso, la cabeza dio todo por perdido.
Quizá la ley del tres me bendijo de alguna forma, pero justo en ese momento, apareció ante mí la persona que me ayudaría. Con ella la reflexión filosófica fluyó - con varios temas de los que quiero escribir - y llegué a la tranquilizadora decisión, que creo que llevará por el mejor camino.
Llegué a la conclusión que lo mejor es, por el momento, tomar la opción más cercana, cosa de entrar por esa puerta abierta, hasta esperar que la otra se abra. Si cuando se abre, estoy feliz y tranquilo donde había entrado, quizá ya no sea necesario tomar otro camino.
Aprendí que cuando el corazón no sabe para donde marchar, el momento de que la cabeza tome la decisión correcta. Claro está, esa decisión sólo va a llegar si nos calmamos para escuchar nuestros pensamientos.
Feliz encuentro, feliz partida, feliz encuentro otra vez.
Adelphos.
Comentarios
Publicar un comentario